sábado, 25 de septiembre de 2010

Ella sentada en el suelo, las piernas cruzadas, las gafas de sol, pero el sol se ausentaba, no quería mostrarle al mundo sus preciosos ojos e intentaba ocultarlos tras un cristal tintado.
Pensaba.
¿En qué?
Ni siquiera ella lo sabía...
Una frase, una idea, un palabra, un hecho, simplemente un hecho que había hecho que toda su filisofía de vida cambiara, que se replanteará hasta lo más pequeño e insignificante. Que su mundo construido con tanto estuerzo, se viniera abajo como un castillo de arena se destruye al contacto de una ola.
Pero ella seguía allí, seguia siendo ella, por lo menos en apariencia. Y no quería pensar o no podía pensar en lo que venía.
Los pensamientos la atormentaban de tal forma que ni siquiera la música de su Ipod era capaz de ensordecerlos.
Pero sabía que debía tomar una decisión, y que esa decisión cambiaría su vida. Solo tenía que estar preparada para aceptar las consecuencias de ello, fueran cuales fueren.
Salta la canción, empieza Ligabue: "Hai cercato di capire, e non hai capito ancora se di capire si finisce mai..." Grande Luciano, que bonita canción, evoca tantos momentos vividos, pero ahora no quiere escucharla, no quiere comprender y pasa la canción.
Y asi queda, ella intentado sin querer comprender porque está en el suelo queriendo entender.

lunes, 28 de junio de 2010

A mis abuelos

Ella lo mira pero no dice nada,
sus palabras quedaron prisioneras de tan precioso sentimiento
y solo una lágrima asoma al borde de sus ojos.

Él, en cambio, saborea el dulce olor que emana de su pelo,
con los ojos cerrados,
pero no la mira,
no necesita hacerlo para saber que está ahí,
para recordar como es.

La mano de ella,
pequeña e insegura se mueve nerviosa,
se acerca a la de él
pero no se decide.

Él que la siente se la coge,
con firmeza,
la rodea con sus fuertes dedos
intentando protegerla de todo y de todos,
y entrelaza sus dedos con los de ella.
Abre los ojos por primera vez,
la mira,
le susurra algo al oido,
se miran de nuevo
y empiezan a caminar el uno al lado del otro.

Y es hoy el día,
que después de 50 años,
siguen caminando por el sendero,
cogidos de la mano,
sin perder nunca la sonrisa ni el amor que los une.

Pero si miran atrás descubrirán
que hace mucho que no hacen el camino solos,
que toda su familia los seguimos
contagiados de ese amor
y aprendiendo a caminar por la senda de la vida.

Gracias por permitirnos compartir el camino con vosotros,
a vuestro lado se hace menos duro.

viernes, 18 de junio de 2010

Mi vida sin ti hasta que te conocí

Llevo tiempo sin escribir porque no soy capaz de pensar en nada más que en ti.

Y me da miedo escribir más sobre ti y sobre nosotros,

sobre lo que siento,

sobre lo que hago

porque mi tiempo, mi mente y mi ser

lo ocupas TU al cien por cien.

Te extraño en cada rincón,

en cada palabra,

en cada sueño

hasta en cada suspiro.

Y en estos días de melancolía,

de amor,

de alegría,

pienso,

pienso mucho,

en ti, claro,

y en nosotros,

y en el futuro...

Y lo único que tengo claro ante tanta incertidumbre,

es lo mucho que te quiero.




" Soy contento y vos servida, ser penado de tal suerte que por vos quiero la muerte más que sin vos la vida" (Juan de la Encina)

sábado, 15 de mayo de 2010

Velas en noche!

Las horas oscuras
pasan despacio
para el que está asustado,
deprisa
para el que tiene prisa,
pero nunca a tu gusto.
Y mientras miro el reloj
y cuento los minutos que quedan
me doy cuenta del tiempo pasado,
en parte perdido,
en parte vivido.
Y reflexiono acerca de ello,
que soy, que seré...
Y pienso en hace unos años,
pocos o muchos
dependiendo de quien los cuente
y me da miedo mirarme al espejo y no reconocerme.
Que queda de mi?
de aquella dulce niña,
traviesa,
inocente, ingenua?
que queda?
El reflejo y nada más,
Y aun de eso tengo dudas
Porque al verme no se siquiera
si los ojos que me miran son los mismos
que miraban
o si es que la experiencia
te cambia la mirada.
Y entre años, minutos y tiempo,
gasto un poco escribiendo,
reflexionando sobre la vida
y al fin y al cabo sobre la muerte,
porque no ha vida que acabe sin muerte
ni muerte que empiece sin vida.
Y ante estraña paradoja y
juego de palabras
mi mirada en el espejo cambia,
pero el reflejo y el recuerdo
permanecen para siempre.

domingo, 2 de mayo de 2010

Caída des de las nubes

Escucho tus palabras una a una y caen sobre mi como bloques de hielo en el estómago. Mi corazón nervioso, un nudo en la garganta...
Yo sabía que esto podía pasar, sabía que iba a pasar, pero no estaba preparada, no se puede estar preparada para renunciar a la persona que te ha vuelto a hacer sentir cosas maravillosas.
Y te miro mientras me hablas con tanta intensidad, con tanto deseo por si acaso es la última vez que te veo.
Pero no quiero, no puedo olvidar lo pasado sin más.
No eres uno más de la lista, eres el que hace que la lista no tenga importancia. Eres la persona con la que quiero estar, y me duelen tus palabras y no puedo evitarlo.
Y me gustaría llorar, pero no quiero parecer una niña encaprichada, y me hago la fuerte, trago saliva y te sigo mirando, recordando uno a uno los minutos que pasamos juntos de esa noche, maravillosa noche.
Y la tensión del ambiente se puede palpar y quiero acercarme más a ti y besarte, pero tengo miedo del rechazo, tengo miedo de que te arrepientas, tengo miedo de engancharme más de ti porque cuánto más enganchada peor lo voy a pasar.

Pero mientras releo lo escrito me doy cuenta que no me puedo enganchar más porque yo de ti ya estoy enamorada.

El vaso medio lleno

A mi lado tu,
esos ojos claros,
esa mirada perdida,
tu sonrisa insegura,
tus ganas de amar.
A tu lado yo,
los ojos brillantes,
la carita sonrosada,
las manos entrelazadas
y mi mente hecha a volar...
Nuestros labios se juntan,
nuestra piel se roza,
tus brazos me rodean,
me miras,
te entiendo
te susurro al oído,
una palabra, un beso.
Mis manos recorren todo tu cuerpo,
palmo a palmo, dedo a dedo,
mis ganas de amarte, de tenerte
parecen no caber en esta acogedora habitación.
Te miro de nuevo y no entiendo como puedes ser tan bello,
como yo,
pequeña e insignificante
he logrado que reparases en mi.
Maldigo el tiempo que pasa veloz
y adoro los minutos que paso a tu lado.
Tengo miedo que este sueño acabe
y me aterra pensar en perderte
Pero mientras vivo feliz de tenerte.

martes, 27 de abril de 2010

Mentes cavilantes

¿Qué es lo correcto?
¿Lo correcto para quién?
La correción no existe, lo que quizá para ti esté bien para mi sea impensable y viceversa. Incluso lo que para una persona pueda parecer correcto ahora con el tiempo le parece una barbaridad, y lo peor, lo que para tu mente entra dentro de los cánones del bien, para el corazón que no entiende de cánones ni de reglas le parece una santísima estupidez.
Y ante semejante controversia lo único que podemos hacer es buscar la forma menos dañina de actuar.
Pero he aquí nuestro segundo dilema moral, menos dañina ¿para quién?
¿Qué seria lo moralmente correcto, anteponer nuestro bienestar al ajeno, o el ajeno por delante del nuestro o dependiendo de la persona de que se trate tendrá prioridad o no? Y por último, ¿estamos dispuestos a hacer toda esa clase de concesiones en pro del bienestar ajeno?
Yo creo que en realidad se trata de buscar un dificilísimo equilibro entre lo que nosotros consideramos correcto, lo que estemos dispuestos a ceder en favor del otro y nuestro propio bienestar.
El problema, y he aquí donde se haya una servidora, es hacer este equilibrio, que sobre papel no parece más díficil que un crucigrama, pero que a la hora de la verdad nos provoca grandes dolores de cabeza, y más si el tema en cuestión es algo amoroso.
Por eso, en vez de decidir lo que es correcto en este caso, me encuentro en este blog divagando acerca de la dificultad de dicha tarea intentado posponer el momento de tan difícil decisión.